Muchas veces me han preguntado mis amigos cómo se compone una canción, cómo se me puede ocurrir una melodía o qué historia hay detrás de la letra de un tema. La respuesta no es fácil, pero seguro que vas a entenderla cuando te lo compare con otros procesos de creación similares que usamos sin darnos cuenta en el día a día.
Creo que cada uno de nosotros tiene, al menos, un talento. En general creo que tenemos varios, pero como mínimo cada persona tiene un talento especial, ya sea para la música, para cantar, para cocinar, para dibujar, para conducir, para comunicar, etc. Lo que nos hace especiales es precisamente esa combinación única de habilidades que tenemos, a las cuales les sumamos también nuestras características de personalidad que se van modificando con las experiencias de la vida que vamos viviendo. Somos una amalgama en constante cambio, ¿no es increíble? Un viaje, conocer a ciertas personas, vivir experiencias positivas o negativas (estas últimas tienen un enorme poder para generar cambios en nosotros) y otros acontecimientos nos transforman poco a poco y modifican también nuestra habilidad de creación.
Por ejemplo, supongamos que hacemos un viaje a la India. Recorremos las calles de Bombay y hablamos con sus gentes, escuchamos música hindú a cada paso que damos, nos invitan a comer en un lujoso restaurante del centro de la ciudad decorado con cristales de colores y azulejos pequeños dorados y plateados que nos llaman poderosamente la atención. Probamos esos platos exóticos aderezados con especias dulces y picantes que despiertan en nuestro paladar sabores nuevos y desconocidos. Cuando nuestro viaje termina, hemos incorporado una nueva e increíble experiencia a nuestra vida; y si nos ha gustado, es posible que incorporemos algunos de esos elementos a nuestra rutina. Si nuestro talento es la cocina, probablemente nos compremos un set de especias y probemos incorporar el curry a nuestro aburrido arroz blanco de los jueves o aderecemos el pollo con pimentón dulce o quizás nos atrevamos a hacer pan chapati en el horno para acompañar nuestro maravilloso estofado de ternera. Si nuestro talento es la decoración, quizás la próxima vez que compremos un elemento decorativo o un mueble para la casa nos acordemos de ese fabuloso restaurante que tanto nos gustó y compremos unos cojines al estilo hindú para dar color a nuestro salón. Y si tenemos oído musical, puede que incorporemos algún acorde o instrumento de música típico de la India que dé ese toque oriental a la nueva canción que estemos componiendo en ese momento. La cuestión es que no podemos separarnos de nuestras experiencias de vida, que son como ingredientes extra que se van sumando a los demás ingredientes que ya la componen.
Creo que el ejemplo es bastante gráfico y fácil de comprender. Respecto a mí, básicamente tengo dos maneras diferentes de componer la melodía de una canción. La primera forma la aplico cuando me dan una base instrumental para componer una melodía vocal acorde con ella. Esta forma es menos creativa, puesto que he de adaptarme a una base instrumental creada previamente por otra persona. Lo que suelo hacer es ponerme la música una y otra vez, una y otra vez, empaparme de ella y empezar a cantar melodías aleatorias sobre esta base instrumental hasta obtener una melodía “pegadiza” y que me guste, teniendo en cuenta de que se suelen crear dos o tres melodías para una misma canción (una para la estrofa, otra para el estribillo y quizás otra para el “puente” que une la estrofa al estribillo). La otra manera de componer melodías, mucho más creativa y personal, es cuando se me ocurre esa melodía de repente, de “la nada”, cuando estoy haciendo algo repetitivo, como vestirme, limpiar la casa o lavar los platos. Sin saber por qué empiezo a tararear una melodía inventada que, si me gusta, grabo inmediatamente con el teléfono móvil para no olvidarla. A veces incluso se me ocurren acordes de acompañamiento de otros instrumentos. ¿De dónde sale esta melodía fantasma? No lo sé, pero acaba convirtiéndose muchas veces en una preciosa canción.
Hay una teoría que dice que el artista es sólo el medio que utiliza el Universo para crear lo que quiere crear, que un escritor, por ejemplo, es el medio a través del cual se escribe una novela con un mensaje importante para el mundo. ¿Será cierto? No lo sé… Pero yo no tengo ni idea de dónde salen mis melodías, al igual que un buen cocinero quizá no sepa de dónde le sale la ocurrencia de mezclar ciertos sabores en la cocina e inventar con ellos un plato exquisito.
¿Y qué hay de la letra de la canción? Eso también es muy personal. Yo he escrito letras que hablaban de mis propias experiencias de vida y que me han servido como terapia para sacar fuera de mí unos sentimientos que me estaban atormentando. A esto se le llama sublimación, que básicamente significa sacar algo malo de dentro y convertirlo en algo maravilloso. Otras veces simplemente invento una historia que no tiene nada que ver conmigo, o describo una persona cuyas cualidades me gustaría tener pero no tengo, o lo que se me ocurra en ese momento. Supongo que un escritor hará lo mismo en sus novelas, que siempre habrá una parte de ficción y una parte real camuflada dentro de la historia que nos revela partes muy íntimas del autor, pero no sabemos distinguir cuáles son reales y cuáles no lo son. Así de interesante resulta el proceso creativo.
Por último, una vez compuesta la melodía y escrita la letra de mi nueva canción, si no he escrito en mi idioma materno, que es el castellano, busco a un corrector que me ayude a detectar posibles errores de escritura, gramática o expresión. Yo escribo muchas veces en inglés, pero al no ser nativa en este idioma suelo contar con los servicios de mi buen amigo americano Douglas que, además, tiene un especial talento para adaptar la letra a la música, con sus rimas asonantes y consonantes, lo cual también es un arte, y que aprecio enormemente.
Así que te animo a buscar tus talentos y a crear tus propias creaciones, mi querido lector. Añade tu propia esencia al Mundo y contribuye a hacer de él un lugar mejor donde vivir.
¡Buen fin de semana!
Como siempre super interesante! gracias por enriquecer nuestra mente con tu sabiduría y sobre todo gracias por existir Eva